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domingo, 13 de diciembre de 2009

Tultitlán— Un confinamiento tóxico de Cromatos, que alberga más de 67 mil toneladas de cromo hexavalente, está expuesto al paso de traileros e indocumentados que se refugian en el para pasar la noche o simplemente para comer y beber cervezas.

El terreno de más de 16 mil metros cuadrados tiene acceso abierto a personas y animales domésticos, pese a que por acuerdo de autoridades ambientales federales, estatales y municipales debería estar vigilado, cerrado y sellado con el fin de evitar la emanación del polvo amarillo, que es un residuo químico peligroso.

La cerca de malla ciclónica, que delimitaba el perímetro de la vieja fábrica de Cromatos de México, se encuentra derribada desde hace varios meses, lo que permite el paso al interior del sitio tóxico, sin que haya policías o vigilancia que impida el ingreso al lugar.

Manuela Ríos Salmerón, vecina de Lechería y presidenta del Consejo Municipal de Protección a la Biodiversidad y Desarrollo Sustentable (Comprobides), pidió el 21 de octubre pasado al presidente municipal, Marco Antonio Calzada Arroyo, la vigilancia de Cromatos , así como el volver a levantar la malla ciclónica derribada por traileros que acuden a la bodegas industriales de la zona.

“Pero no hacen caso”, lamentó la mujer que con más de 70 años ha dedicado más de la mitad de su vida a luchar contra “el monstruo químico que tanto daño ha hecho”, al contaminar suelo, aire y los mantos acuíferos del municipio de Tultitlán.

Manuela Ríos Salmerón mostró el sitio abierto, expuesto y abandonado, de donde emana el polvo amarillo, tanto por las cuarteaduras de la tumba tóxica, como del predio donde estaba el casco de la vieja fábrica.

En el lugar hay botellas vacías de cerveza, refresco y latas de atún que denotan que el sitio es frecuentado pro diversas personas con distintos fines: descansar, comer e ingerir bebidas.

Hace un año, en el sitio trabajaba personal contratado por Semarnat, especializado en el manejo de desechos peligrosos, que caminaba por el lugar con trajes especiales y protegidos con máscaras y guantes, hoy doña Manuela sigue caminando por la zona para exigir el saneamiento del lugar.